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Soledad Vargas: “Para evolucionar hay que estar abiertos al cambio”

En 2017, un grupo vinícola suizo completó la compra de Finca La Anita, apostando fuerte por su expansión de la mano de múltiples inversiones para mejorar la producción y calidad de sus vinos y uvas. Hoy, se ha convertido en referente, aumentando en reconocimiento y adquiriendo varios premios en la industria del vino.

A cargo de la producción de la Finca está Soledad Vargas, quien lleva adelante las operaciones que van desde el control de las compras, ventas, producción de uvas, y el trabajo de sus compañeros. “El ciclo anual se divide en la época de cosecha (período febrero-abril), donde más trabajo hay por hacer, y, el resto del año, el período de degustaciones para conectar con los consumidores, así como viajar para conocer nuevos mercados”, describe Vargas.

A la producción, la Finca había sumado recientemente el enoturismo como área de negocios, algo que debió poner en stand by a causa de la pandemia, pero que en la actualidad solo se lleva a cabo en los fines de semana. “Además, el contexto nos obligó a realizar inversiones para poder llevar a cabo los protocolos y cambiar a la modalidad online, con lo que conllevo a otro problema: fue necesario implementar trabajo extra y el home office, al cual no estábamos familiarizados, y que nos llevó tiempo de adaptación”, agrega.

Sin embargo, como contracara, la ejecutiva remarca que, por un lado, se vio un aumento en el consumo del vino, y por el otro, ayudó a afianzar el desarrollo del trabajo en equipo como unidad, para superar las dificultades.

En cuanto al vínculo con los clientes, la apuesta estuvo en el digital, por medio de catas virtuales, y brindando delivery especializado para que los vinos pudieran llegar hasta las vinotecas y casas los cuales los querían. Además, con la expansión del consumo, pudieron encontrar nuevos minoristas a los cuales venderles. Ahora, el foco está en seguir creciendo, especialmente en América Latina, región la cual esperaban llegar con más amplitud en este año pero por la pandemia no se pudieron hacer los viajes correspondientes.

A nivel personal, Soledad Vargas tiene como objetivo conseguir los 100 puntos Parker con un Syrah hecho en la finca. “Para hacerlo, necesitamos hacer el mejor vino, con buena materia prima y suelo, un enólogo dedicado que sea experto en el área; utilizar agua de calidad, tener las ideas claras y ser detallista para cuidar cada rincón de la producción”. “En Mendoza hay gran variedad de suelos y tipos de producción, además de mano de obra muy bien calificada, lo cual hace que la producción de vino mejore pero lo que genera asimismo, muchas más competencia. Una bodega para evolucionar o mejorar, no debe quedarse atrás. Debe invertir pese a las dificultades, innovar, asesorarse, estar abierto al cambio y actuar siempre con honestidad”, refuerza.

Y completa: “Se aproxima un futuro sin género, el cual se va a calificar a las personas por sus aptitudes; y para triunfar en ese futuro se debe aprender a escuchar todas las versiones y se debe ser humilde para aprender siempre de otros y conseguir lo mejor de cada situación”.

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