Tras más de 30 años trabajando en distintas bodegas de la región, en 2003 el enólogo Jorge Alberto Rubio decidió iniciar el camino del emprendimiento propio con un claro objetivo: reconquistar al consumidor joven de la mano de vinos de autor, donde el enólogo es responsable del seguimiento de cada una de las etapas de elaboración que van desde el viñedo a la góndola.
Según Rubio, justamente uno de los principales desafíos que hoy afronta la industria es el de reconquistar a los jóvenes: “Durante más de 20 años, el discurso predominante de la industria se encargó más de alejar que de incluir a los jóvenes y consumidores no especializados. Hoy, el gran desafío es volver a ser atractivos para estos consumidores”.
En relación a las oportunidades, el enólogo señala que a nivel local, “hay un incipiente interés de nuevos consumidores por el mundo del vino y el surgimiento de nuevos y grandes comunicadores enológicos en los nuevos medios (donde hoy están los jóvenes). A nivel internacional, cada vez hay más interés por los vinos argentinos, no solo por el Malbec, sino que comienzan a destacarse cepas como el Torrontés, el Cabernet Franc y el Bonarda entre otras”.
“En el horizonte, creemos que lo orgánico es el futuro, el consumidor es cada vez más consciente en este aspecto y esto lo convierte en un atributo cada vez más valorable a la hora de definir una compra. Creemos también que la lata vino para quedarse y ayudará a dar dinamismo y nuevas ocasiones de consumo al vino. En nuestro caso, estaremos lanzando nuestro primer Dulce Natural hacia final de año”, agrega Rubio y remarca que, actualmente, la bodega produce 1.5 millones de litros anuales (el equivalente a 2 millones de botellas) con presencia no solo a nivel local, donde se comercializa el 85% de su producción, sino también en Canadá, Bélgica, Dinamarca, Taiwán, China, México, Brasil y Perú.
“A la gente le recomiendo simplemente que se acerquen y que lo disfruten, en definitiva eso es lo que importa”, completa el enólogo y fundador de la bodega Jorge Rubio.
