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Francisco Rodríguez: “Corbeau aporta innovación, simpleza y frescura a la industria”

Eduardo H. Rodríguez junto a sus hijos Eduardo L. y Francisco

Pese a ser lanzada en 2016 como respuesta a los cambios en el mercado, Corbeau Wines acumula más de 40 años de experiencia en la industria, lo que les ha permitido estar siempre un paso adelante. Hoy, esa renovación, sumada a la experiencia, los llevó a expandirse tanto a nivel local como internacional.

Al frente de este proyecto familiar se encuentra Eduardo H. Rodríguez, gerente general, y sus hijos Eduardo L., como enólogo principal de la bodega, y Francisco Rodríguez, brand manager a cargo del desarrollo comercial y de marcas para mercado interno y externo.

“Nuestra familia hace muchos años y generaciones que se encuentra en la industria del vino, pero en el 2015 vimos la necesidad de reinventarnos y salir con un nuevo proyecto dentro de la industria que se adaptara al nuevo mercado, con marcas y productos que estuvieran a la altura de los clientes que muchas veces no se encontraban identificados con el vino. Corbeau aporta innovación, simpleza y frescura a la industria con varietales nuevos (como nuestro Ancellotta) y perfiles de vinos poco comunes”, cuenta a PdV Francisco Rodriguez sobre la bodega que hoy tiene una producción estimada en 5 millones de litros anuales con uvas propias, destinados tanto al mercado local como a Estados Unidos, Reino Unido, China, Perú, y otros países de Europa.

Actualmente cuentan con 320 hectáreas distribuidas en 4 viñedos propios ubicados en las zonas de Maipú y Santa Rosa. De ese total, 115 hectáreas están destinadas exclusivamente a Ancellotta: una variedad que descubrieron en 2007 y que, tras ver su potencial, decidieron apostar plenamente a ella. Actualmente Corbeau cuenta con el viñedo de Ancellotta más grande del país (90 hectáreas), ubicado en San Martín.

De acuerdo con Francisco, uno de los ejes de la reconversión de la bodega se basa en la respuesta de uno de los mayores desafíos de la industria: “seducir a los más jóvenes -millennials y centennials-, que quieran entrar a este mundo y consumir vino”. Hoy no es una bebida tan aceptada por estas generaciones, principalmente por el idioma que habla el vino. Necesitamos hablar el mismo idioma que estas generaciones para que nos entiendan. ¡Pero ojo! El idioma de estas generaciones es muy simple, algo que a la industria, que fue tan esnobista en los últimos años, le cuesta hacer”, enfatiza.

Para ello, la bodega apunta los cañones a la búsqueda de vinos frescos, jóvenes y simples que lleguen al paladar de esos nuevos consumidores. “En producción siempre hay nuevas tecnologías y procesos que la bodega se encuentra año a año tratando de incorporar para ofrecer la mayor calidad con los mejores precios”, agrega.

Y completa a modo de recomendación: “Queremos que los consumidores disfruten el vino, se saquen todos los perjuicios y no escuchen a quienes les dicen que para tomar vino hay que saber; ellos están equivocados, lo único que hay que saber es que es una bebida que está preparada para disfrutar el momento, con eso ¡Ya sos un experto!”.

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