Una encuesta realizada por el portal institucional WineAmerica, --la Asociación Nacional de Bodegas-- entre 300 bodegas de los Estados Unidos revela el alcance y efectos de la pandemia, hasta ahora, sobre las finanzas y negocios de los productores de vino en ese país.
La bodega promedio resultante de la encuesta tendría una producción anual de poco menos de 8.900 cajas de vino, algo menos de un millón de dólares en facturación anual y nueve empleados antes de la crisis. De ellos, se tuvo que suspender temporariamente a tres, aunque se espera reincorporarlos al finalizar la crisis.
Sólo 13% de las bodegas tuvo que suspender totalmente las operaciones, aunque algo más de la mitad redujo el nivel de trabajo. Se perdió un 70% de las ventas minoristas de la bodega y 9% de las ventas mayoristas; las ventas online aumentaron 9% pero ello no alcanzó para recuperar la facturación perdida.
El enoturismo ha sido la principal actividad afectada por las medidas de aislamiento y restricciones a la circulación: en mayo, la bodega promedio tuvo que suspender cinco eventos de promoción y degustación, considerados los principales atractivos para el público. Sobre un promedio anual de visitantes de cerca de 21 mil personas, de las cuales alrededor de 1.550 se esperaba concurrieran en mayo, resultaron en promedio sólo 180 visitas.
Se intensificaron las estrategias alternativas de venta, como entrega sobre la calle (con el comprador retirando el producto en su vehículo), reducción de los costos de envío, promociones especiales al consumidor y entrega a domicilio por personal de la bodega, así como ‘especiales club del vino’ y degustaciones virtuales.
El 80% de las bodegas recurrieron a ayuda financiera de los gobiernos de sus Estados y del Federal; la mitad de los encuestados ha reabierto ya sus sitios para degustación, en la mayoría de los casos con estrictas normas sanitarias en bien de sus empleados y de los compradores.
Para la versión completa de esta encuesta, haga click aquí
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