Club Tapiz, una experiencia con “el placer y la relajación” como premisas
- Rodrigo Cantisano
- 13 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Ubicado en medio de la naturaleza y rodeado de 14 hectáreas de viñedos y olivos, el Club Tapiz es un verdadero oasis a solo 20 minutos de la ciudad de Mendoza.
Construido en una villa restaurada de 1890, el edificio fue declarado patrimonio histórico, arquitectónico y turístico. Con solo siete habitaciones, cada una decorada de forma única por su dueña, el Club Tapiz crea inmediatamente un sentido de privacidad y pertenencia.
Además, su galardonado restaurante, bajo la dirección de la reconocida chef Sole Nardelli, ofrece un menú de temporada con productos de su propia huerta orgánica, combinados con los vinos de sus bodegas, Tapiz, Zolo y Wapisa.
“El placer y la relajación son nuestras premisas en un entorno de montañas, vinos y aceitunas”, cuentan desde el club, y destacan también Casa Zolo, un edificio de estilo colonial a pocos pasos del Club Tapiz y que cuenta con cuatro habitaciones totalmente equipadas, un amplio comedor con chimenea y un porche exterior con una gran parrilla, una piscina privada y una sala de juegos.
En la antigua bodega, los visitantes podrán descubrir el mural que el célebre artista Sergio Roggerone creó a principios del siglo XX, con sus toneles de roble francés y el olor de añadas pasadas. Mientras que podrán también disfrutar de catas de vinos diarias por parte del equipo de expertos, así como visitas a la fábrica de Aceite de Oliva Tapiz.
“En el Club Tapiz, intentamos hacer contribuciones al medio ambiente y alentar prácticas responsables entre nuestro personal, proveedores y clientes. Nuestra filosofía se centra en tratar de trabajar con productos que provienen de nuestro propio entorno, nuestra huerta y granja, y si es necesario, solo trabajar con pequeños productores locales”, completaron.
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