La Asociación Brasileña de Enología (ABE) celebró una edición récord del Brazil Wine Challenge, en la cual se presentaron 903 muestras de 15 países, evaluadas por un jurado internacional compuesto por 74 expertos, que se reunieron en Bento Gonçalves del 7 al 10 de junio.
Los enólogos Carlos Abarzúa, Cláudia Stefenon, Dirceu Scottá, Fernando Pettenuzzo, Gilberto Pedrucci, Luciano Vian, Ricardo Morari y Samuel Cervi tuvieron el reto de dirigir cada uno de los ocho paneles de jueces, en lo que describieron como “una competencia impecable, instigadora, y emblemática”. Tras 12 horas de cata a lo largo de tres días, se premiaron 270 etiquetas procedentes de Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, España, Italia, Portugal y Uruguay, 10 con Gran Medalla de Oro, entre ellas siete vinos, un vino fortificado y dos espumosos, 249 con Medalla de Oro y 11 con Plata.
Único en Brasil con el sello de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el 11º Brasil Wine Challenge demostró que los vinos y espumosos de todo el mundo han evolucionado cualitativamente. "Una vez más, el Brazil Wine Challenge registró notas significativas, lo que demuestra la excelencia de los productos de diferentes orígenes", dijo el presidente de la ABE y del Brazil Wine Challenge, el enólogo André Gasperin.
Gasperín también destacó el trabajo de muchas personas que participan en este proceso. "Al principio, tras dos años de pandemia, teníamos muchas incertidumbres, pero con el tiempo y el compromiso de todos fuimos avanzando y superando las expectativas. El Desafío del Vino de Brasil sólo se realiza porque cuenta con el trabajo de muchas personas y esto no tiene precio. Es nuestro mayor valor. No es una novedad, pero merece nuestro respeto y profunda gratitud. El vino no sólo está hecho de uvas, tecnología y procesos, sino también de personas, y el resultado es naturalmente espontáneo y puede ser comprobado por los conocedores de todo el mundo".
Más mujeres entre los catadores
Otro aspecto a destacar y que ha merecido mucha atención por parte de la EBA es el aumento del número de mujeres entre los catadores. En esta edición fueron 18 -14 brasileñas, dos chilenas, una argentina y una española- frente a los 13 de 2020. Para la vicepresidenta de la OIV, Regina Vanderlinde, las mujeres son cada vez más activas en la sociedad y en el mundo del vino no es diferente. "Hace unos años esta representación no superaba el 10% en el grupo, pero ha ido aumentando. Son mujeres cualificadas, con poder de decisión y gran sensibilidad al análisis sensorial", subrayó.
Se reconoce la diversidad brasileña
En lo que respecta a Brasil, la diversidad de terruños pone en primer plano productos de varias regiones brasileñas de reconocida calidad. Un ejemplo de ello es que en esta edición figuran en la lista de premiados muestras de bodegas de los estados de Bahía, Minas Gerais, Paraná, Pernambuco, Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Santa Catarina y São Paulo.
El predominio de los vinos tranquilos
Del total de premios, 270, se observa que los vinos tranquilos obtuvieron más del doble de medallas que los espumosos, 197 frente a 72. Desde esta perspectiva, es importante señalar que de los 185 premios obtenidos por las marcas brasileñas, 115 fueron para vinos y 68 para espumosos. La calidad de los vinos espumosos brasileños es indiscutible, con mayor representación entre las muestras presentadas, sin embargo, cabe destacar que Chile premió un vino espumoso. Esta actuación reafirma lo que la ABE viene diciendo desde hace algunos años: "Brasil no sólo produce vinos espumosos diferenciados, sino también vinos tranquilos, y los premios obtenidos en todo el mundo demuestran esta evolución". Ahora, el Brasil Wine Challenge también corroboró y es testigo de este progreso atestiguado a ciegas ", señaló el presidente de ABE.
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