Vinos de Potrero sigue haciéndose un lugar en la industria del vino a base de su apuesta por la identificación del terroir y la elaboración de vinos “equilibrados y complejos”. Su fundadora, Belén Soler Valle, hizo un balance a Prensario del Vino sobre la bodega y los planes de cara al futuro.
“El balance desde el lanzamiento de Vinos de Potrero ha sido muy positivo, especialmente en cuanto a todo el aprendizaje y crecimiento que adquirimos”, empieza a contar Belén, quien destaca que la meta siempre fue “realizar vinos que reflejen el terroir”, respondiendo también a una tendencia que la propia Soler Valle identifica en la industria. “Vamos no tanto a la marca sino de dónde es cada uva. Eso está buenísimo y las bodegas nos tenemos que unir en este sentido”, profundiza.
“Año tras año nos fuimos identificando más con este terreno y eso nos da satisfacción. Fuimos conociendo más las fincas y al equipo, trabajando en un lugar de armonía entre cielo, tierra y la gente que trabaja, y eso da el resultado de lo que son los vinos: equilibrados, complejos y que reflejan perfectamente el terroir”, agrega.
En lo que respecta al crecimiento, no sólo ha sido en términos de volumen de producción y expansión territorial, accediendo a nuevos países y provincias en donde están presentes hoy día, sino también en cuanto a varietales, con una línea compuesta por un Malbec – bandera de la bodega-, un Chardonnay, un Cabernet Franc, y al que sumaron un Pinot Noir con gran respuesta de parte de los consumidores tanto locales como internacionales por su sabor así como su relación precio-calidad. Además, están trabajando en nuevas variedades y diferentes sectores del suelo con las mismas cepas, que presentan distintos resultados.
“Hoy Vinos de Potrero es una marca que está instalada y se reconoce, y eso es un gran desafío para nosotros, especialmente en Argentina donde hay muchas buenas bodegas y vinos”, cuenta Belén y enfatiza: “Se trata de una industria muy consolidada y que, sobre todo, cuando empezamos nosotros era bastante conservadora. Ahora está cambiando esto con muchos proyectos chicos y boutique, nuevas enólogas y enólogos, y un gran potencial en el país que tenemos que aprovechar. Es la hora de tomar vinos diferentes y probar, y el consumidor está yendo en esa línea. Es cada vez más curioso y por eso también vemos una proliferación de las vinotecas que tienen hoy el trabajo arduo de aconsejar a cada consumidor, que siempre es diferente”.
“De cara al futuro, estamos con planes de hacer nuestra propia bodega, que es un proyecto muy grande y un gran desafío pero que nos permitirá recibir tanto clientes como fanáticos de la marca y conocer más sobre nosotros”, completa Belén Soler Valle.
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