Siendo sexta generación de vinicultores y enólogos, Andrés Vignoni (Viña Cobos) se ha convertido en un joven referente de la industria, elegido hace poco como “Enólogo Joven del Año” según el crítico inglés Tim Atkin.
“Vengo de una familia de larga tradición vitivinícola. Básicamente crecí entre viñedos y la influencia de mis padres (ambos enólogos) fue fundamental. En la mesa era el tema casi excluyente. Así, desde los 11 años, ya sabía que quería ser enólogo”, cuenta a PdV Vignoni, quien además destaca un sello distintivo en la elaboración de sus vinos en Viña Cobos: “concentración y elegancia”.
“Son características que difícilmente conviven en armonía pero que, sin embargo, logramos alcanzar gracias a una filosofía basada en la atención al detalle y el respeto por el terroir”, describe.
Con relación a la cosecha 2020, cuenta que se trata de una añada bastante particular: “Tuvimos pocas nevadas en invierno, un verano seco y el mes de Marzo se presentó más cálido de lo habitual. Todos estos factores provocaron que la cosecha se adelantara entre 20 y 30 días en promedio. A pesar de estos inconvenientes, creo que los resultados son buenos, logrando vinos expresivos, con gran intensidad de color, excelente acidez, fruta fresca y gran energía”.
En relación al consumo de vino en Argentina, remarca que los números que se presentan son elocuentes: “La caída ha sido sostenida en los últimos años. Sin embrago, notamos que los consumidores se interesan más en saber acerca de los vinos que beben, que exigen mejor calidad y que cada vez hay más relación directa con los productores”, enfatiza y aclara que, durante la pandemia, algunos sectores de la industria vitivinícola registraron alzas en sus ventas. “Esto quiere decir que la baja en el consumo de vino tiene mucho que ver con factores culturales que en situaciones normales limitan el consumo del mismo”.
“Los desafíos son muchos y diversos. Entre los más destacables encuentro que la falta de estabilidad económica a nivel país y la gran cantidad de insumos importados limitan la previsibilidad, aumentan los costos y disminuyen la competitividad de esta industria tan atomizada frente a otras bebidas en las que pocas empresas dominan el mercado”.
De acuerdo con Vignoni, el cambio generacional que está viendo al industria (como cada cambio de este tipo) “aporta frescura”, sobre todo siendo una actividad milenaria como lo es el vino. “Esta frescura se ve reflejada en el estilo de los vinos, en la comunicación clara y directa y en la cercanía al consumidor. Creo, además, que esta generación de jóvenes tiene en claro que el vino debe ser motivo de disfrute y es por eso que los vinos cada vez son más afrutados y equilibrados, dejando los extremos. Uno de los puntos más sobresalientes de esta generación es la buena relación entre todos y la conciencia de que el vino argentino lo hacemos entre todos, entonces no hay secretos y sí mucha ayuda mutua. Otro de los conceptos de los que hablamos mucho es que estamos poniendo atención en que los vinos argentinos envejezcan mejor y vivan más tiempo en la botella (este tema es abordado por enólogos de todas las generaciones)”, cuenta.
Para el enólogo, la relación con el consumidor mejora día a día: “las redes sociales permiten que cualquiera que esté interesado en lo que haces pueda preguntarte de manera de directa su inquietud o mostrarte su satisfacción. De esta manera quien bebe vino no solo aprende más, sino que genera una relación con quienes lo hacen. De eso se trata el vino, de relaciones personales”.
Y completa “Creo que hay que confiar en el sommelier o en el vinotequero. Ellos siempre dan buenos consejos. Otra cosa importante es probar distintas bodegas, enólogos y varietales de vez en cuando, aunque siempre tengamos nuestros preferidos a los que podemos volver. Sin embargo, creo también que al final del día cada uno es el mejor juez para su gusto personal. No importa que tan bueno o malo digan que es un vino, lo importante es que les guste”.
Comments